Aunque ya deberíamos de haber guardado las botas en esta época, este año ha sido un poco raro y muchas de nosotras las hemos tenido que usar este mes por las lluvias, pero creo que ya es hora de guardarlas.
Mi ritual para que mis botas estén como nuevas de un año para otro es el siguiente:
Primero las limpio bien con una crema nutritiva: si son negras con betún y si son marrones o de color con grasa de caballo, y después las dejo un día al aire, pero sin quitarle el exceso de crema.
Segundo, les intento arreglar los desperfectos de los tacones, la mayoría de las veces uso esmalte de uñas y queda genial.
Tercero y último, como se puede apreciar en la foto relleno las botas para que se mantengan tersas y no creen pliegues por los que se pueden romper. Antes usaba periódicos, pero ahora he comprado un par de churros anchos de piscinas y los corto a la medida de la bota. Me parece más cómodo.
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